Lo asustó un poco. Nunca había sentido algo así antes. Parecía frágil, esquivo, tan pasajero como la capa de colores que brillaba por el cielo.
Sus ojos se abrieron. Lo observó con una mirada somnolienta y oscura, sin hablar.
—¿Crees que podrías amarme aún otra vez? —preguntó él.
Ella le sonrió, una sonrisa de mujer, misteriosamente profunda.
—Qué ridículo eres. Te amé toda mi vida. ¿No lo sabías?
Puso su rostro en el cabello de ella para esconder su alivio.
—Un verdadero caballero se resiste a parecer indecoroso…
La risa de ella los sacudió a ambos.
—Demasiado tarde para eso.
Se relajó a su lado y la acercó, con la espalda de ella contra su pecho, sus brazos la rodeaban con firmeza en un abrazo gradual y apretado. Lo rodeó con los brazos sobre los de él.
—¿Te casarías conmigo, Rué? ¿Casarte conmigo de verdad delante de nuestra gente?
Su respuesta llegó por lo bajo.
—Lo haré.
—Gracias.
—De nada.
El cuerpo de ella se doblaba son suavidad. Sus glúteos hacían una presión cálida y tentadora contra su ingle. Sus pechos eran un peso placentero entre sus brazos, su cabello caía atrapado por las almohadas y debajo de su mejilla. Kit inclinó la cabeza hacia la de ella con un nuevo propósito.
—Así es como lo haremos.
—¿Hacer qué?
Le pellizcó el hombro con los dientes.
—Ay.
—Esta noche —murmuró él—. En el cielo.
Rué giró, envuelta en una cubierta de hermoso cabello marrón, piel blanca, labios rosados, lo miró a través de sus pestañas. Sonrió con un gesto de travesura lento y sensual.
—¿Por qué esperar hasta entonces?
Y lo volvió a llevar hacia ella.
***
The Londón Town Crier
20 de julio de 1751
Reserva animal pronta a cerrar…
El Marqués de Langford ha realizado la compra particular de la Reserva de Graham, Chelsea, por una suma no revelada, y mencionó el deseo de reestablecer la paz a nuestra ciudad. Los amables lectores podrán recordar la extraña desaparición de un grupo completo de monos capuchinos en el último mes de junio, el cual se descubrió que desde entonces vive de manera silvestre en el Bosque Rollingbrook y ha provocado una gran cantidad de estragos en los cultivos cercanos. El Marqués prometió que no ocurrirían más diabluras, ya que mudarán a todas las criaturas a un lugar retirado, o bien los llevarán a las tierras de las cuales provinieron, prescindiendo de gastos por los costos.
El Marqués contrajo matrimonio en abril. Se dice que su esposa es la amante más apasionada de las criaturas salvajes.
Epílogo
LA verdad sobre las piedras es la siguiente: cambian las sustancias químicas en la sangre de los dragones.
Como una droga para un mortal, un diamante o un rubí o una mera lasca de jaspe puede incitar a tener visones de éxtasis, de tormento o dolor, o un deseo insostenible. La estructura de cualquier piedra puede resonar en el corazón de un dragón, en cada una de sus sustancias; ambos, el dragón y el diamante, son verdaderos seres de la tierra. Se nutren el uno al otro. Son reflejos mellizos de un todo más grande que es la razón por la que el dragón colecciona las piedras, y la razón por la que unos pocos —muy pocos— hombres mortales también las coleccionan.
La piedra puede cambiar al dragón al igual que el dragón también puede cambiar la piedra.
En el año 1751, por primera vez en siglos, dos corazones Alfa se unieron. El poder de su unión hizo temblar a la misma red de los drakones. Las almas temblaron en hilos invisibles. Los destinos cambiaron. Y los antiguos vínculos, olvidados hace mucho tiempo, surgieron a la vida.
En ese año, Draumr, el diamante soñado, transformó su melodía. Desde su lugar oculto en las minas de Los Cárpatos, en la oscuridad, en el frío, su llamado surgió hasta brillar a través de los cielos.
***
Ni la fortuna ni la distancia pueden separar una familia verdadera. La sangre llama a la sangre.
Fue sólo una cuestión de tiempo antes de que los ingleses enviaran su propia princesa dragón para encontrarnos.